Ya han pasado unos días desde que volvimos de La Coruña, donde realizamos los exámenes finales. Unos días antes de irnos ya comenzábamos a sentir esos nervios que todos hemos sentido alguna vez antes de un momento clave. Estudiábamos la teoría como locos, repasábamos la parte práctica de primeros auxilios, los procedimientos los memorizamos como si fuéramos máquinas (los profesores fueron inteligentes y no nos dijeron nada acerca de la supresión del examen de la maqueta hasta ya estar en Coruña). Nosotros íbamos a ser la primera promoción de Air Hostess que realizaba los exámenes de Aviación Civil siguiendo el nuevo modelo, por lo que ni nosotros ni nuestros profesores teníamos una idea segura de cómo iba a ser todo. Sin embargo, yo intentaba estar tranquila y pensar que si otros han conseguido aprobar todo, ¿por qué yo no?
La noche antes de salir hacia tierras gallegas dormí poco, principalmente porque tuvimos que madrugar lo que no está escrito, pero a pesar del poco sueño durante la noche, cuando sonó el despertador me levanté con muchísima ilusión, sabiendo que ya no había vuelta atrás y que me iba a esforzar al máximo. Sin embargo, como los que ya leyeron mi entrada anterior quizás puedan intuir, mi miedo estaba en la piscina. Debo admitir que metí el bañador, el gorro y las gafas de piscina en la maleta con una sensación de asco, de que odiaba con toda mi alma la piscina y nadar teniendo a alguien evaluándome sujetando un cronómetro en la mano.
El viaje hacia allá fue increíble. La tripulación del avión de Air Europa del LPA-MAD nos enseñó todo el avión, dónde estaba ubicado todo el material de emergencia, nos dejó apretar botones en los galleys, nos enseñó a armar y desarmar la rampa… ¡todo! A mí personalmente, lo que más me impresionó fue ver y escuchar a una TCP que ha estado volando nada menos que 37 años… ¡y todo lo hacía con una sonrisa sincera en la cara!
Los dos primeros días en La Coruña nos los pasamos en el simulador y haciendo prácticas de salvamento en la piscina. Hicimos unos pocos descansos para comer y luego volvíamos al simulador. Finalmente llegó el día del examen. Ese día me levanté con la adrenalina por las nubes, ya que se acercaba mi momento más temido. Bajé muy pronto a desayunar junto con nuestro profesor y una compañera. 45 minutos más tarde nos esperaban para recogernos y llevarnos a la práctica de fuegos. Eso fue bastante divertido pero en ese polígono industrial hacía un frío que mataba a cualquiera, así que lo disfruté poco. Ahí tuvimos que apagar un fuego con un extintor que simulaba el de BCF, ya que su uso está prohibido en tierra.
Después de los fuegos nos fuimos directamente a la piscina. Ahí yo ya iba en modo loca, no quería hablar mucho y resoplaba cada dos por tres. De repente vemos entrar al examinador, un señor que parecía muy serio y con voz grave. Lo primero que hizo fue acercarse a nosotros y decirnos “Voy a decirles tres cosas”. Cuando lo primero que te dicen es eso, ya una casi piensa hasta en tirar la toalla… Sin embargo, las tres cosas que nos dijo a continuación fueron “tranquilidad, tranquilidad y tranquilidad”. Así que con esa tranquilidad y confianza que me había dado el examinador, fui la primera en meterme en la piscina para quitarme de encima esos 100m antes de que se metieran mis compañeros y batieran récords de Canarias ;) ¿Cuál fue mi sorpresa cuando llegué al bordillo de la piscina? Pues que mi profesor se me acerca con una sonrisa diciéndome que había hecho los 100m en 2’05”, es decir, me sobraron nada menos que ¡¡25 segundos!! En ese momento ya pensé que la teoría iba a ser lo de menos, que si después de haber empezado hace 4 meses nadando los 100m en 2’45” y ahora haber bajado ese tiempo tanto, la teoría no iba a ser nada del otro mundo. Y así fue.
El examinador nos volvió a tranquilizar muchísimo antes del examen teórico. Pero previamente, nos dios una pequeña charla diciéndonos que no somos camareras/os del aire sino que estamos ahí por la seguridad de los pasajeros y que ahora nos toca a nosotros, los jóvenes, dignificar esta profesión. La verdad que me encantó cada consejo que nos dio. El examen duró unos 30 minutos, y su nivel de dificultad estuvo bien, pero no se aprobaba sin estudiar, eh! Toda la promoción de Air Hostess Las Palmas 276 aprobó tanto la teoría como la práctica, por lo que ¡¡ya hay 8 nuevos TCPs en el mundo de la aviación!!
Para terminar quiero dar las gracias de todo corazón, y estoy segura de que hablo en nombre de todos mi compañeros del curso, a Magdalena, Alberto, Ayoze, David y al Comandante Orgaz ;) por estos cuatro meses en los que hemos estado juntos. Han sido cuatro meses inolvidables de los que me llevo buenísimos amigos, y como ya dije en la anterior entrada, estoy segura de que a mis compañeros los veré pronto en el aire, y a los profesores, que no les quepa duda de que me tendrán a menudo por la escuela.
A las próximas promociones de Air Hostess que se van a examinar para Aviación Civil les deseo la mayor de las suertes, y, por favor, sonrían y saluden, que en Air Hostess todos vamos a bordo del mismo avión ☺
Ya han pasado unos días desde que volvimos de La Coruña, donde realizamos los exámenes finales. Unos días antes de irnos ya comenzábamos a sentir esos nervios que todos hemos sentido alguna vez antes de un momento clave. Estudiábamos la teoría como locos, repasábamos la parte práctica de primeros auxilios, los procedimientos los memorizamos como si fuéramos máquinas (los profesores fueron inteligentes y no nos dijeron nada acerca de la supresión del examen de...
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