Ser tripulante de cabina supone tener un empleo diferente, nada monótono y perfecto para aquellos a los que les encanta viajar y el trato con la gente, además de ser una profesión muy demandada. “Lo habitual es que todas las promociones logren trabajo al poco de terminar el curso de TCP”, resume Isabel Sarabia, directora de la academia de Air-Hostess en Santander.
La última promoción de este centro terminó las clases hace una semana y varios de sus alumnos “ya están trabajando y otros están pendientes de los procesos selectivos de Ryanair o Vueling”, indica. A la propia valía de los alumnos para encontrar empleo tan rápido se suma el prestigio que Air-Hostess tiene en el mundo de la aeronáutica, porque “llevamos casi 25 años formando tripulantes de cabina y eso es un plus en las entrevistas. Las compañías aéreas saben cómo trabajamos y la preparación que tienen nuestros estudiantes una vez que terminan el curso”.
Dentro de esta preparación se encuentra una parte teórica en la que aprenden desde los conocimientos generales de la aeronáutica hasta los sistemas de emergencia o medicina aeronáutica. La parte práctica se divide entre la piscina (salvamento en agua) y el simulador homologado por AESA. Cada promoción se desplaza a A Coruña durante tres días para aplicar toda la teoría aprendida durante el curso y después presentarse al examen con el que obtienen el Certificado de Vuelo. Desde este momento, Isabel señala que la academia comienza a gestionar los currículums de los alumnos y a acompañarles en los diferentes procesos selectivos.
¿Y qué ocurre con los idiomas? Isabel explica que si un alumno no tiene el nivel exigido por las aerolíneas, en Santander “le ayudamos y le preparamos para mejorar su inglés, además de enseñarles a todos inglés aeronáutico, para que los idiomas no supongan ningún problema a la hora de afrontar una entrevista de trabajo”, apunta Isabel.
El centro de Santander está a punto de acoger a la próxima promoción de TCP, que empezará el curso el próximo 26 de febrero. “Tenemos el plazo de matrícula abierto hasta el 23 de febrero, luego comenzaremos las clases, haremos las prácticas y después, ¡a trabajar como TCP!”.
Ser tripulante de cabina supone tener un empleo diferente, nada monótono y perfecto para aquellos a los que les encanta viajar y el trato con la gente, además de ser una profesión muy demandada. “Lo habitual es que todas las promociones logren trabajo al poco de terminar el curso de TCP”, resume Isabel Sarabia, directora de la academia de Air-Hostess en Santander.
La última promoción de este centro terminó las clases hace una semana y varios de sus alumnos “ya están...
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