10/12/2021
La aviación comercial está inmersa en uno de los grandes retos de sus casi 100 años de historia. Y no, no se trata de recuperar el terreno perdido durante la crisis sanitaria del Covid19 y que todavía tiene al sector en alerta. El verdadero reto será hacer frente a los cambios tecnológicos necesarios para reducir drásticamente las emisiones de CO2 de los aviones.
Un cambio drástico en el que toda la industria trabaja conjuntamente y que traerá grandes oportunidades en un sector en plena recuperación que crecerá exponencialmente en los próximos años, una vez se consolide la recuperación pospandemia. Porque la base para transformar la aviación y hacerla menos contaminante está en el desarrollo de nuevos aviones más eficientes y que sean capaces de volar con combustibles sostenibles. Las grandes compañías empezarán a renovar sus flotas y buscarán dotarlas de nuevos tripulantes de cabina de pasajeros a los que formarán para las especificaciones de esos aparatos de nueva generación.
Las ingenierías aeronáuticas, los fabricantes de motores y los productores de combustibles llevan años trabajando en nuevos componentes que permitirán a los aviones rebajar notablemente su huella de carbono. Una de las claves está en los bicombustibles, basados en productos agrícolas como cereales u oleaginosas y que pueden hacer funcionar los motores del avión por sí mismos o en combinación con combustibles fósiles, una posibilidad que se plantea durante los primeros de transición hasta conseguir la descarbonización total del sector. Son lo que en la industria se conoce como SAF, combustibles de aviación sostenible, por sus siglas en inglés.
La aeronáutica Airbus acaba de publicar los primeros datos de unos ensayos realizados durante el pasado mes de abril en Europa en el que lograron realizar un vuelo estable con un A350 propulsado íntegramente por biocombustibles. El aparato montaba un motor Rolls-Royce Trent XWB alimentado con SAF producido por Neste y la prueba estuvo monitorizada por o por un avión de DLR (el Centro Aeroespacial de Alemania) encargado de realizar las mediciones de los gases emitidos. El vuelo se realizó con toda normalidad de operatividad y los datos registrados indicaron que este biocombustible libera menos partículas que el queroseno en todas las condiciones del motor probadas. Le responsables del estudio consideran que la posibilidad de reducir el impacto climático y mejorar la calidad del aire en los próximo años es muy factible.
También en España se están desarrollando nuevas posibilidades de alimentación de los aviones. Iberia anunció recientemente que completó la ruta Madrid-Bilbao con un Airbus A320 Neo propulsado por un combustible sostenible elaborado por Repsol. La compañía informó que el vuelo emitió 1,4 toneladas menos de CO2 a la atmósfera y anuncia una iniciativa para acogerse a las medidas de la UE enfocadas a incentivar el uso de combustibles sostenibles.
La descarbonización de la aviación supone un cambio de paradigma en el sector y en los próximos años se verán estrategias a largo plazo para implementar los nuevos estándares, lo que supondrá capacitar a nuevos tripulantes de cabina de pasajeros en la nueva generación de aeronaves.
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