“En agosto de este año cumplo 50 años de mi primer vuelo como TCP. Llevaba tres años de la carrera de Medicina y mientras me salía una equivalencia de mi universidad, mientras tanto, me metí con la idea de volar durante un año y ese año se convirtió en toda la vida. Volé 18 años como TCP y después pasé a tierra, me contrató otra empresa en la que estuve 25 años como director de servicios a bordo. Todo esto en Venezuela y hace trece años que volví a España”, resume Vicente Barreiro, director de la academia de Air-Hostess en Sevilla, su trayectoria profesional.
Cuando ya tenía edad para jubilarse decidió que eso no iba con él porque “estar activo es una necesidad” y el mundo de la aviación “es una diversión”. Así que hace dos años decidió “buscar la empresa de formación más serie de España, que no engaña a los alummnos” y se asoció con Air-Hostess para abrir el centro sevillano. “En estos dos años estoy muy contento por el trato, por la seriedad. Además son los más antiguos del mercado y los más conocidos por las líneas aéreas”.
En su maleta guarda la experiencia de haber pasado “por todos los cargos” en el aire y en tierra y explica que el grueso del trabajo de TCP de antaño y de ahora “es igual”, poco ha variado, aunque lo que sí ha cambiado es el “servicio”.
Cuando él empezó, “todos los países tenían una sola línea y estaba regulado por la IATA. No había esa lucha de precios que hay ahora. Hubo una desregulación hace veinte años que empezó en EE.UU. y se abrió el mercado aeronáutico”, algo, añade, que fue “muy bueno para los usuarios porque aumentó la oferta y disminuyó los precios y malo para el servicio a bordo. Al principio teníamos vino francés, caviar y se ha perdido un poco ese glamour, que se conserva en algunas líneas orientales de largo recorrido”, mientras que en las rutas cortas, “por esa guerra de precios”, sí se han restado servicios a los pasajeros. Este cambio de mentalidad ha llevado a que ahora incluso sea “más importante que antes la actitud y la amabilidad del tripulante”.
En lo que más se ha progresado es en los aviones “son máquinas cada vez más perfectas. Cada vez son mejores las cifras de seguridad y cada año se bate el récord del año anterior” a pesar de que cada vez hay más vuelos.
“Uno ha vivido muchas cosas, muchas emergencias y muchas experiencias” vuelo tras vuelo. Una serie de anécdotas y enseñanzas que ahora relata a los alumnos a los que prepara para ser TCP.
Sobre la formación que reciben, considera que “les gusta todo, porque el tema en sí es muy atractivo. No he conocido al primer alumno al que no le guste la formación. Unos se entusiasman más con la parte médica, otros con las prácticas, con la parte de salvamento, pero creo que les gusta todo por igual”.
No obstante, la persona que quiere ser TCP es alguien al que le encanta “una vida movida, una cosa divertida”, por lo que la parte de la normativa les resulta “más monótona”. “No es lo más glamuroso pero aprueban todos”, incide Vicente.
Y una vez que terminan la formación llegan las entrevistas de trabajo. Vicente les recomienda a sus alumnos en primer lugar que “sean auténticos, que sean ellos mismos y que transmitan lo que buscan las líneas aéreas en los tripulantes. Buscan que sean dinámicos, simpáticos, que tengan un buen trato con el público, que disfruten con su trabajo, que sonrían espontáneamente y que mantengan la tranquilidad en una situación de presión. La actitud es la que manda y esto lo trabajamos mucho” e incluso cuentan con una orientadora laboral para preparar a los estudiantes, para transmitirles “esa seguridad en sí mismos”.
“Lo importante es que se coloquen. Lo que ofrecemos -además de la formación- es trabajar y por eso les tenemos que preparar para este momento, porque en cinco minutos se decide todo y uno no puede ir a una entrevista sin prepararse, sin saber qué empresa les va a entrevistar, si es una compañía de bajo coste o regular. Si, por ejemplo, es una entrevista con Vueling, tengo que saber de Vueling bastante, los tipos de aviones, por qué quiero volar con ellos”, recalca.
La relación de Air-Hostess con los estudiantes no termina con la obtención del título: “Damos un trato familiar, estamos pendientes de los alumnos y les hacemos un seguimiento. Hace poco vinieron dos alumnos que ya han terminado y que incluso ya les han seleccionado y nos encanta que vengan por aquí a visitarnos y a contarnos qué tal les va. Creamos muy buen ambiente”.
Hace tan solo unos días concluían las clases de la última promoción de Sevilla. En la primera semana de febrero llegará un nuevo grupo de futuros TCP que, seguro, disfrutarán y aprenderán con las historias y los consejos de Vicente.
“En agosto de este año cumplo 50 años de mi primer vuelo como TCP. Llevaba tres años de la carrera de Medicina y mientras me salía una equivalencia de mi universidad, mientras tanto, me metí con la idea de volar durante un año y ese año se convirtió en toda la vida. Volé 18 años como TCP y después pasé a tierra, me contrató otra empresa en la que estuve 25 años como director de servicios a bordo. Todo esto en Venezuela y hace trece a&ntild...
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